viernes, 24 de noviembre de 2017

La Naranja que no Quería Caer

  En una zona llanera del territorio venezolano, en un frondoso árbol de naranjo, unida por una ramita, una preciosa y jugosa naranjita, fue creciendo poco a poco con la lluvia y el sol, y aunque en sus principios fue verde, al pasar del tiempo se tornó de un color amarillo verdoso, como lo hacen las naranjas venezolanas, y por su tamaño ya se sentía muy pesada.

  Cuando soplaba el viento sentía mucho miedo, pues había visto a sus hermanas naranjas caer y no había vuelto a saber de ellas, así que temía por su futuro. El árbol de naranjo la invitaba a desprenderse y seguir su camino, pero naranjita se ponía "naranja" de sólo pensarlo.

  Al pasar de las semanas, naranja se comenzó a sentir muy sola, sus hermanas ya habían caído y además percibía que su corteza comenzaba a endurecerse y a ponerse reseca. Fue inevitable que al posarse un turpial sobre naranjita, se hiciese realidad su mayor temor, de un picotazo del ave, naranjita cayó al vacío. Sólo escuchó un grito al caer: - ¡Buena suerteeeeeeeeeeee!, le dijo el árbol de naranjo a su naranjita temerosa.

  El tiempo de la caída se hizo eterno. Cuando por fin llegó al suelo, el golpe no fue tan duro como imaginaba, una capa de hierba y hojas secas recibieron a naranjita, quien respiró aliviada. Pasado el primer susto, ella se dio cuenta de que no estaba sola, la vida alrededor de las raíces del naranjo era muy diversa; habían insectos, aves, reptiles y algunos retoñitos que se le hacían familiares, pero aún estaban muy pequeños y no sabían hablar.

  Cuando pasaron los días, naranjita sentía que su cuerpo estaba cambiando de nuevo, sentía cosquillitas en su pancita, tantas que no podía ni dormir; hasta que una mañana sintió terror y desolación , ocurrió una tragedia, -¡Me estoy muriendo!- gritó naranjita,-no debí caer nunca de mi árbol, se lamentaba con pena mientras lloraba.

Y así pasaron unos días más, hasta que sólo quedó el corazoncito de naranjita, triste por su suerte. Y así llegaron las lluvias, ella se preguntaba -Para qué seguir viviendo así, ¡sin color ni aromas que brindar!

  Hasta una mañana en que naranjita sintió de nuevo cosquillitas -¿Y ahora qué?, se preguntaba la pobre. -¿Que otra tragedia puede ocurrirme ya?. Cuando comenzó a sentir que de a poco estaba creciendo, su cuerpo se estiraba, pero ¿Cuál cuerpo? si ya no le quedaba...Sentía que podía ¿Estirar los brazos? ¿Qué ocurría?.
Hasta que de pronto escuchó gritos de alegría, todos la observaban contentos, al percibir su bueva apariencia, naranjita se dió cuenta de que tenía la misma forma de aquellos retoñitos que vió al llegar ¡Se estaba convirtiendo en un hermoso retoño de naranjo!

  Naranjita estaba feliz, cada día al llegar el Sol se sentía más y más grande, orgullosa de pensar que algún día daría vida a otras naranjas igual a como había sido ella, reflexionó acerca de lo hermoso del ciclo de la vida, donde todo siempre cambia y nunca existe el fin, sino que todo siempre comienza.

  Así que recuerda que tu eres como una pequeña naranita, que nunca tendrás un fin, sino un eterno comienzo y...¡Colorín Colorado este cuento se ha terminado y quien no levante el dedito del árbol de naranjo se quedará pegado!

 Con Amor para Diego Alejandro...

¿De qué están hechas las nubes?

    U na noche mientras me iba a dormir, mamá entró a darme las buenas noches, como siempre, sabía que vendría a contarme una historia...

Redes

siguenos en facebook