En un principio
el cielo durante la noche era muy oscuro, solo estaba la luna y se sentía muy
solitaria, sin más compañía que las frías nubes que iban y venían. Cuando se
sentía demasiado sola cantaba una triste canción que decía:
Estoy muy sola
sin compañía,
yo quiero amigos
los amaría.
Pido sonrisas
Que compartir
y muchos amigos para reir…
la la la la la,
lalalala…
Y así pasaba una
y otra noche. Mientras tanto, en el
fondo de un anchuroso mar, una estrella marina escuchaba la melancólica
canción, y sentía ternura por esa hermosa luna que pedía compañía.
Así , la luna
cantaba noche tras noche su suavey triste melodía, y la estrellita suspiraba pensando en cómo
llegar allá tan lejos. Una noche, una enorme y poderosa tormenta abatió el mar,
las aguas se revolvían con tal fuerza que casi llegaban al cielo; y justo esa
noche la estrellita de mar encontró su oportunidad. Se montó en lo más alto de
la cresta y plum! Saltó hasta el cielo.
Una vez en el
aire ¡vio a la luna!. Era más blanca de cerca y tenía una hermosa sonrisa y una
luz especial. La estrellita se quedó junto a la luna, prendada del cielo por la
fuerza de la hermosa canción, que ahora decía:
Soy muy feliz
tengo un amigo
podemos hablar
y juega conmigo
Ahora sonrío
al compartir
con un amigo soy muy feliz
Y así, al pasar
del tiempo, otras estrellitas de mar se unieron a aquellos amigos, en una
aventura que les iluminó la vida a ellos y a quienes podemos ver las estrellas
desde la Tierra. Y te cuento que cuando veas una estrella fugaz, no te sientas
triste porque hay una estrella menos en el cielo, ¡no! seguramente en una
estrellita que vuelve a su casa en el
mar para visitar sus otras amigas, para iniciar de nuevo otra aventura.

¡Y colorín
colorado, este cuento se ha terminado y si a la luna levantas tu dedito, se
quedará iluminado!.
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