martes, 6 de agosto de 2019

¿Por qué Andan Juntas Luna y Tierra?



      Al principio de todos los tiempos, el Sol era el señor regente de los cielos, se encargaba del orden de todos los planetas, los astros, los satélites, todo, absolutamente todo estaba bajo su orden, con mucha seriedad y amor.

   El planeta Tierra era aún muy joven, y tenía una compañera algo revoltosa, llamada Luna, era juguetona, traviesa y muy inquieta y hacía que al Sol le salieran rayitos de colores, de tanto hacerlo rabiar. Tierra y Luna parecía hermanas, eran del mismo tamaño, solo las diferenciaba el color, Luna con su blanco brillante y Tierra con sus hermosos tonos de marrón y azul celeste.

-        -     ¡Vamos a jugar amiga Tierra! – decía la Luna
-          
       - Está bien- contestaba Tierra – pero tranquilitas sin hacer mucho desorden, no sea que el señor Sol se moleste.

   Pero esa promesa duraba poco, la Luna daba vueltas veloces por todos lados, como loca, rodaba por aquí y por allá sin parar, alborotando a los habitantes de la Tierra con tanto grito y relajo, en fin, todo un caos.

   Un día, en una galaxia cercana, hubo una reunión de todas las estrellas regentes, tal como lo era el señor Sol, y a este no le quedó más que atender a tan importante compromiso, dejando solo por unas horas al sistema solar.

   Ese día Luna y Tierra fueron más felices que nunca, saltaron, brincaron y corrieron sin pensar en el después, causaron un desorden tal que fue imposible ocultar los daños…así que cuando llegó el Sol regente, se armó un gran lío.

-            - ¡Luna, terriblemente tremenda has estado en mi ausencia! – exclamó el Sol – pero…¿qué te has hecho? Pareces más pequeña que de costumbre…

-          
        - No lo sé – dijo la Luna llorando de a ratos – solo fui tan feliz por un rato, rodando de un lado a otro sobre Tierra, y perdí la noción del tiempo y los daños y creo que algo me sucedió porque siento que me desgasteeeeeeeé…. buuuuuuuuh! – lloraba inconsolable la pequeña Luna.

        Todos los planetas lamentaban la suerte de la pobre Luna, que se había reducido a mucho más de la mitad, y no salían de su asombro cuando escucharon la voz de Tierra que decía:
-          

      - Pues creo que algo me ha sucedido a mí también, siento muchas piedritas sobre mi superficie, algunos chichones sobre mis hombros, las aguas se han regado por todas partes y creo que algo se quebró en cinco partes en mi superficie.

      -  Ooooooooooooooooooooooooh!!! No puede ser – exclamaban una y otra vez los planetas, mientras giraban a ver a la pobre Tierra.
-          
     - ¡Calma, calma todos! – aclamaba el señor Sol- haremos unos ajustes y solucionaremos todo.
   
   El señor Sol era realmente sabio, había visto el Universo reformarse una y otra vez, así que pensaba que no era mal de morir aquella tremendura entre amigas. Y así fue como el Sol comenzó a colocar cada cosa en su lugar.

   Primero, la Luna que era ahora tan pequeña, no podía andar rodando por todos lados, porque alguien la podía tropezar y lastimar. Así que el Sol la puso cerquita de la Tierra, para que con su fuerza de gravedad la tuviese siempre cerca y fue así como la Luna comenzó a girar alrededor de su amiga.


  La Tierra, que sufrió varios cambios quedó así: los pedacitos de Luna que quedaron dispersos en el suelo, se amarraron a las nubes con cristales transparentes de sábila, y así nacieron las estrellas, que son iluminadas todas las noches por el Sol y nos regalan su luz; los chichones se convirtieron en las montañas más grandes de la Tierra, como el Monte Everest y Fuji, sin contar el Cerro Ávila, el Pico Simón Bolívar y Auyantepuy; las aguas que quedaron regadas, las llamaron mares y océanos y fueron habitados por los pequeños animales que en aquel desorden se quedaron sin hogar….ah! y se me olvidaba, las superficies que se partieron durante el juego, se llamaron continentes y así nacieron América, Asia, Europa, Oceanía y África.


   La lección por desobedecer fue aprendida, así que desde entonces Luna y Tierra estuvieron siempre unidas, sin tanto desorden. De hecho, dicen que cuando Luna se acerca demasiado, sin ser cuidadosa, Tierra sufre unas mareas terribles y eso les recuerda a ambas lo importante de respetar los límites impuestos por el Gran Señor Sol.

   Y colorín colorado, este cuento se ha terminado y el que no levante el dedito ¡se quedará estrellado!

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