viernes, 29 de septiembre de 2017

Monito, Tigre y sus Zapatos

Escrito por: Suyín Isturiz

   Hace mucho, mucho tiempo en una gran selva Orinoquia, se encontraron
un monito y un tigre, el monito sentía simpatía por los grandes saltos que daba el tigre y el tigre se asombraba cuando veía al monito brincar entre los árboles.

    Al principio el monito no bajaba de los árboles para hablar con el tigre, le daba un poco de miedo por aquellos ¡grandes colmillos!, solo hablaban
desde lejos, contando sus aventuras y  haciendo morisquetas, el mono brincaba de un árbol a otro de alegría y el tigre daba grandes saltos entre carcajadas.

    Un día el monito pensó que era momento de bajar del árbol a jugar con su amigo Tigre, y lo esperó sentado al pie del árbol, como siempre. Cuando el tigre llegó sintió sorpresa y alegría de ver al monito bajo el árbol y se acercó con cautela para no asustar a su amigo mono. Cuando de pronto percibió el tentador olor de los pies del amigo monito y sintió unas ganas terribles de darles pequeños mordisquitos en los dedos de los pies, y de repentinamente las mejillas del tigre se enrojecieron de la pena y se fue a grandes pasos a esconderse entre la selva.

    El monito quedó sorprendido, no comprendía lo que había sucedido. ¿Por qué se ocultaría su amigo?

    Así pasaron varios días y el tigre no regresó. Monito estaba muy triste y aburrido, y al fin decidió ir en búsqueda de su amigo. Al rato de caminar entre la selva, monito vio a tigre, ¡sintió tanta alegría!, pero cuando tigre lo observó le dijo: “Amigo, por favor no te acerques, ¡No quiero lastimarte!”, monito confundido dio dos pasitos hacia atrás y temeroso preguntó: “Amigo tigre,¿por qué me dices eso?” . Tigre tapándose la carita con sus patas le contestó: “Es que los tigres no podemos resistirnos a los rosados deditos de los pies, tenemos una necesidad terrible de darles mordisquitos y tus pies son muy muy rosaditos y tienes 5 deditos en cada pie, que al juntarlos suman 10, ¡eso es terriblemente delicioso! , corre de mí aléjate”- se lamentaba tigre.

     Monito se fue saltando, entre asustado y triste por lo ocurrido. Y mientras saltaba pensaba: “¡Si tan solo no tuviese deditos, si al menos no se viesen…que pena!”, y de pronto al sentarse en la rama de un árbol, las hojas del árbol taparon sus patitas rosaditas y ¡zaz!…¡monito encontró la solución!. Se hizo unos zapatitos con las hojas del árbol, así su amigo tigre podría jugar con él sin problema alguno de ver sus pies.

    A la mañana siguiente mono buscó a tigre y le mostró sus pies, o mejor dicho sus zapatos, tigre dio saltos, grandes saltos de alegría. Al fin podía brincar y saltar todo el tiempo sin temor de morder los deditos de los pies de monito. Desde ese entonces madre naturaleza hizo que los monitos tuviesen pelitos en sus patitas y además se las pintó de color marrón, para imitar unos zapatitos y así los tigres y los monos podrían jugar juntos por siempre.
Por eso, los niños, al igual que los monitos deben usar zapatitos, así los tigritos no sentirán un deseo irresistible de morder esos suaves y brillantes deditos.



     ¡Y colorín, colorado, este cuento se ha terminado, y como uso zapatitos, mis deditos el tigre no ha encontrado! 

Con amor para Sheccid y Sharlotte

jueves, 28 de septiembre de 2017

Luna y la Estrella de Mar

   En un principio el cielo durante la noche era muy oscuro, solo estaba la luna y se sentía muy solitaria, sin más compañía que las frías nubes que iban y venían. Cuando se sentía demasiado sola cantaba una triste canción que decía:

Estoy muy sola
sin compañía,
yo quiero amigos
los amaría.
Pido sonrisas
Que compartir
y muchos amigos para reir…
la la la la la,
lalalala

   Y así pasaba una y otra noche.  Mientras tanto, en el fondo de un anchuroso mar, una estrella marina escuchaba la melancólica canción, y sentía ternura por esa hermosa luna que pedía compañía. 

   Así , la luna cantaba noche tras noche su suavey triste melodía,  y la estrellita suspiraba pensando en cómo llegar allá tan lejos. Una noche, una enorme y poderosa tormenta abatió el mar, las aguas se revolvían con tal fuerza que casi llegaban al cielo; y justo esa noche la estrellita de mar encontró su oportunidad. Se montó en lo más alto de la cresta y plum! Saltó hasta el cielo.

   Una vez en el aire ¡vio a la luna!. Era más blanca de cerca y tenía una hermosa sonrisa y una luz especial. La estrellita se quedó junto a la luna, prendada del cielo por la fuerza de la hermosa canción, que ahora decía:

Soy muy feliz
tengo un amigo
podemos hablar
y juega conmigo
Ahora sonrío
al compartir
con un amigo soy muy feliz


   Y así, al pasar del tiempo, otras estrellitas de mar se unieron a aquellos amigos, en una aventura que les iluminó la vida a ellos y a quienes podemos ver las estrellas desde la Tierra. Y te cuento que cuando veas una estrella fugaz, no te sientas triste porque hay una estrella menos en el cielo, ¡no! seguramente en una estrellita  que vuelve a su casa en el mar para visitar sus otras amigas, para iniciar de nuevo otra aventura.

   Recuerda si al mirar el cielo quieres saber cuál fue la primera estrella amiga de la luna, solo tendrás que fijarte muy bien en la estrella que está más cerquita, que al igual que entonces sigue admirando a la luna y a su feliz canción.


¡Y colorín colorado, este cuento se ha terminado y si a la luna levantas tu dedito, se quedará iluminado!.

jueves, 21 de septiembre de 2017

La Luna de Queso

La gente suele decir  que la Luna es de queso,
se lo dije a mi mamita y dijo ¿quién dijo eso?
Yo he viajado a la Luna- me decía mi mamita- ,
y no está hecha de queso, sino de muchas caricias.
Las manos de las mamitas están llenas de algodón
para acariciar a sus hijos y proliferar amor.
Al elevar esas manos al cielo con gran bondad,
alcanzamos a la Luna de tanta felicidad
y dejamos así en ella las motitas de algodón,
y ella contenta comenta: ¡Bendito sea el amor!

Escrito por: Suyín Isturiz(2017)

martes, 19 de septiembre de 2017

Teo Teo el Cocodrilo


   Al principio de los tiempos los cocodrilos del mundo eran de color Naranja, su llamativo color se debía a que en ese entonces se alimentaban de frutos como la lechoza, moras, guayabas, mangos y de cuando en cuando algunos tomates, y así eran reptiles de ese hermoso color Naranja.

   Un día cuando Teo Teo caminaba entre la llanura venezolana encontró un ancho y caudaloso río Azul como el cielo, y al observarlo con calma pudo distinguir a unas criaturitas plateadas que salían a saltitos y volvían a entrar al agua, brillando a la luz intensa del Amarillo Sol;  Plof! Plof!  sonaban esos animalitos acuáticos, fue así como Teo Teo descubrió a los peces. Luego de observarlos, su instinto le hizo preguntarse:

  - Uhm….¿A qué sabrán esos animalitos?

   Y así, decidió sumergirse en el río. Cuando se dispuso a cazar a los peces, se percató de que cada vez que se acercaba a los peces, estos salían nadando en dirección contraria, alertados siempre por el vistoso color Naranja de Teo Teo.

  Ya frustrado, pensó en una estrategia: “Me esconderé entre las plantas acuáticas para que no me vean y así, cuando estén desprevenidos, ¡Ñum!, me los como”. Y así fue, cuando Teo Teo se escondió entre la maleza y cuando los peces se acercaron, ¡Zas!, probó ese delicioso bocado.
   Y así fue como con el pasar del tiempo, por permanecer entre el monte y la maleza, Teo Teo se transformó en un cocodrilo de color Verde, y así fue como a partir de su descendencia todos los cocodrilos del mundo son de ese color, así que cuando veas un cocodrilo Verde, recuerda que seguramente es descendiente de nuestro amigo Teo Teo.

   Y colorín colorado este cuento se ha terminado, y el que no levante el dedito…se queda Anaranjado…

Autora: Suyín Isturiz

¿De qué están hechas las nubes?

    U na noche mientras me iba a dormir, mamá entró a darme las buenas noches, como siempre, sabía que vendría a contarme una historia...

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