martes, 11 de junio de 2019

Las Montañas Están Vivas

   Siempre pensé que de alguna forma, que no podía entender las montañas están vivas, ¡sí señor!, las montañas así como los seres humanos tienen vida propia.

   ¿Qué cómo es eso? Ya te lo voy a contar. Mi abuelo Antonio, que según él dice, vive desde los tiempos de Matusalén, me explicó la forma de existencia de las montañas. Y dice así:

“Las montañas son seres vivientes igual que nosotros, solo que su tiempo de existencia es mucho más largo, ellas se mueven tan lento, tan despacito, que ni siquiera si las observamos por 10 años seguidos podríamos ver sus tenues movimientos. Ellas no tienen prisa porque el tiempo es eterno para ellas.

   Para estos gigantescos seres, los humanos somos hormiguitas, cuando las escalamos sienten muchas cosquillas, por eso mientras se ríen dejan caer algunas pequeñas rocas mientras se sacuden de la risa. Cuando aprenden a hablar se convierten en volcanes, el orificio del volcán es su boca y al hablar son escandalosas, y como a veces están lejos las unas de las otras deben gritar muy fuerte para enviarse mensajes, eso explica el ruido que escuchamos cuando decimos que un volcán está activo. Y si pasas cerca de una de ellas, ¿has sentido la brisa fresca?, seguro que sí, pues esa es su respiración, ellas toman el aire del ambiente y lo transforman para convertirlo en un aire limpio y fresco que nos hace sentir mejor.

   Cuando vemos una cadena montañosa, como la Cordillera de Los Andes, significa que todas esas montañas son hermanas, por eso están pegaditas, así su mamita puede vigilarlas a todas. ¿Y has escuchado hablar de los tepuyes?, pues ellos son los abuelos de las montañas, las más antiguas de todo el mundo, están repletos de saberes en cada una de sus arruguitas. A muchas de ellas les gusta la moda, por esos las podrás ver vestidas de intensos colores verde, amarillo y a algunas les fascina vestirse de blanco, esas son las más elegantes y delicadas.

   ¿Y que papel juegan los árboles?, pues como es de imaginar, los árboles son el vello corporal de las montañas, evitan que las montañas tengan tanto calor, por eso cuando talamos su vegetación se molestan y ya no nos brindan su frescura, pues le quitamos su protección contra el fuerte sol. Y cuando se incendian, es terrible para ellas, su piel sufre grandes quemaduras, tardan en recuperarse hasta que la lluvia, quien es el hada guardiana de las montañas, llega en su rescate, para volver a reverdecer. 


   Así mismo, si te fijas muy bien en el cielo, cuando las nubes tienen figuras divertidas, esas que tanto nos gusta mirar, entonces estarás viendo los sueños de las montañas, ¡así es!, cuando ellas duermen, sus pensamientos son tan fuertes y poderosos que se reflejan en las nubes y así comparten con sus amigos lo que sueñan y anhelan.

   A ellas les gusta mucho compartir, por eso le brindan hogar a los animales y además a través de los árboles les dan alimento, les parece que como la naturaleza las hizo tan grandes deben ser generosos con los más pequeños, así que le dan cobijo y mucho amor.”

   Con todo esto que te he contado, que a su vez me contó mi abuelo Antonio, espero que cuando visites una montaña, recuerdes que son como los seres humanos, están vivas, respiran y sueñan, dan amor y deben recibirlo de todos quienes nos beneficiamos de estos grandes seres. 

   Y colorín colorado, esta historia ha terminado, y el que no levante en dedito se quedará congelado.



Escrito por: Suyín Isturiz


4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Muchas gracias, soy nueva en la escritura de cuentos, pero comencé practicando con mis niños y decidí compartir con las demás personas.

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  2. Felicitaciones. Precioso cuento. La relación del ser humano con las montañas expresado de una manera sencilla y educativa. Preciosa.

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